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Autorretrato 2013

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Autorretrato / Óleo sobre tela 130 x 97 cm / Colección particular. Pintor Alejandro Cabeza 2013

Delante de un bastidor, sin paleta pero con el tiento en una mano que medio se esconde ante el lienzo, y la otra mano en la cintura, este es el autorretrato más grande que me he realizado. Un retrato en el estudio donde creo una atmósfera intima y personal. En una composición con un aire encuestre, como si subido a caballo estuviese y un equipo de equitación llevase. Pero nada más lejos que la realidad, sentado en una butaca con mis baqueros claros, un chaqueta de entre tiempo y mi gorra gris. Cuando te llegas hacer un autorretrato así te dan ganas de hacerte muchos más. Es casi una adición.

Fragmento de la entrevista 2014 “Entrevista con Alejandro Cabeza: Arte y comunicación” concedida al artista y editor Anton Psak y publicada originalmente en inglés en la siguiente Web.


-¿Qué es lo que más le gusta de ser artista?
Crear, gozar de la libertad de pintar lo que quiero y como quiero. También la oportunidad de aprender a pintar mejor con cada cuadro realizado y con el estudio del arte preexistente: el tener acceso a secretos que están al alcance de muy pocos, porque en efecto requieren un considerable esfuerzo. Además esta profesión me permite concentrarme mucho en mi principal modelo, la que más me inspira, que es mi mujer. Poder compartir con mi pareja mi profesión es algo que me satisface muy especialmente.

-¿Cuál es su mayor logro artístico hasta la fecha?
Cada año me impongo lograr nuevas metas, lo importante es no perder el entusiasmo por la profesión. Diría que mi principal logro consiste en seguir aprendiendo y pintando mucho cada día. Pero como entiendo que usted se refiere a otra cosa, imagino que entre mis mayores éxitos debería considerar el tener obras mías en varios museos, instituciones y centros públicos de España. También el contar con una numerosa obra repartida por diversos países del mundo, desde Argentina a Finlandia, tanto en colecciones privadas como en instituciones. Una de mis últimas satisfacciones, una de las mayores en realidad, ha consistido en ver colgado un retrato mío en uno de los salones de la sede principal de la Real Academia de la Lengua Española, en Madrid. Allí permanecerá pues ha pasado a formar parte de sus fondos. Se trata de un retrato de la ilustre escritora y académica de la lengua Doña Ana María Matute, fallecida en el presente año. Me conmueve especialmente pensar que esa obra está en el lugar que le corresponde: aún entre los compañeros que la quisieron y admiraron. En su momento supuso también una gran emoción ver mi libro Luz Valenciana publicado en el 2001, cuando tenía 30 años. Actualmente considero un privilegio seguir pintando a personalidades del mundo de la cultura y más concretamente de la literatura.

-¿Cuáles son sus planes para el año entrante?
Para empezar, tengo previsto realizar algunos retratos más de personajes relevantes del mundo de la cultura que irán a engrosar una ya muy extensa colección personal. Desde luego seguiré adelante con la serie de retratos de la escritora Salomé Guadalupe Ingelmo, compuesta en la actualidad por una veintena de obras pero que seguramente acabará siendo bastante más extensa. También me he comprometido a realizar el retrato del poeta que resulte ganador de la próxima edición, ya la novena, del Concurso Internacional de Literatura “Ángel Ganivet” que se convoca en Finlandia. Además una importante institución colombiana ilustrará un libro de narrativa y poesía con algunos de mis cuadros. Sobre todo, por encima de cualquier otra cosa, mis planes para el año que entra consisten en pintar con la misma pasión de la adolescencia. Trabajar constantemente y seguir descubriendo la grandeza de la pintura.


Retrato de Salomé Guadalupe Ingelmo

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"Salomé Guadalupe Ingelmo / Escritora española"  Óleo  73 x 60  cm / Pintor Alejandro Cabeza 2013

Bajo la luz cenital, el rostro cobra vida, se viste de tonos sanguíneos. La penumbra del atuendo subraya su presencia. Pareciera emerger de las sombras para envolverse en virtud, en excelencia. Un retrato que se despliega con vastas posibilidades. Su gracia principal radica en una libertad extraordinaria. Espontáneo, preciso, desprovisto de ornamentos grandiosos. Con el perfil del rostro y la mirada aguda, busco apresar la esencia de la escritora. Hay momentos en los que todo se alinea a nuestro favor: la mujer, la postura, la composición, nuestro propio estado de ánimo... Son instancias que debemos perseguir y saber atrapar. Pues son esquivas y efímeras. Inesperadas e imperativas: a ellas debemos prestar atención por encima de todo, antes de que la magia se desvanezca.

Hablar de Salomé Guadalupe Ingelmo no es tarea sencilla. Como no lo es hablar de las personas con un talento especial, aquellas en las que se materializa el prodigio. Su intensa dedicación a la literatura hace brillar doblemente su faceta artística, en su caso, totalmente inseparable de la persona. En ella autor y ser humano se funden indisolublemente, y es precisamente esa rara cualidad la que reviste de un encanto misterioso sus obras.


Nos encontramos ante una escritora perspicaz e intuitiva, receptiva ante el mundo que la rodea y comprometida con el mismo. Nos encontramos ante una autora que se implica y se vierte –por principio, por convicción de cuanto ha de ser lo literario– en el texto, también, cuando aborda argumentos más íntimos y desnuda sus experiencias personales. Poniendo al descubierto, incluso, su herida más profunda. Sin rastro de exhibicionismo o efectismo, simplemente con sencillez y honestidad: con el único fin de hacer la literatura más vívida y ponerla al servicio del público; de compartir sus experiencias con el lector y de empatizar con éste, siempre especialmente con el que por sus circunstancias más sufre y más apoyo necesita. Por eso su obra logra ese clima de intimidad inusual, esa conexión sobrecogedora con el lector, que fácilmente se identifica con el texto. Sus obras emocionan sencillamente porque la emoción que ella vierte en las mismas es real: no hay trampa ni cartón.


En Salomé se materializa la afirmación de Pio Baroja “Cada hombre se representa el mundo y la forma en que interviene en su representación”. Porque ella, que considera la palabra una poderosa arma, desde y con su obra, interviene siempre. Interviene creando literatura de calidad: literatura seria y profunda que nos insta a nutrir inquietudes, a reflexionar para crecer y ser más libres.
El microrrelato, el relato, la novela, el ensayo, la dramaturgia y la poesía cobran cuerpo en esta magnifica y polifacética escritora llena de recursos y artífice de un universo totalmente personal y fascinante. Salomé, partiendo de lo racional y cotidiano, incluso de lo vulgar y sórdido, nos restituye la magia. Y con ella, las alas perdidas: nos aligera el peso diario, nos devuelve al aire, nos catapulta hacia el cielo en busca de las expectativas que todos merecemos y que deberíamos poder alcanzar.

Sus obras, que nunca pretender responder a cánones impuestos ni conquistar con artimañas el favor del público, se caracterizan por estar trufadas de conflictos e incógnitas. A veces, incluso de sufrimiento. Sin embargo su visión se revela optimista, porque cree en el poder del deseo y la voluntad; en la capacidad el ser humano de reconducir su vida. La originalidad de su concepción creadora hace que de sus dedos broten textos directos y entregados, que nos invitan a ser leídos uno tras otro. Y ello porque, mientras leemos, sentimos que se nos empujan a ser mejores, más tolerantes; a buscar una perspectiva de justicia y humanidad muchas veces olvida.


El escritor ha de arriesgarse. Para hallar hay que buscar. Hay que ponerse permanentemente en discusión: destruirse para volverse a construir. La literatura no puede limitarse exclusivamente a las formas, por bellas que sean éstas. Ha de tener un mensaje que necesite comunicar, un mensaje que el autor sienta como realmente suyo. Sólo entonces en el interior de la obra brillará esa llama sagrada que la convertirá en algo totalmente original, especial y mágico. Si no hay sinceridad no puede haber verdadera emoción ni comunión de sentimientos con el público lector. La obra de Salomé, siempre en el polo opuesto a la mera retórica, nos enseña esto y más, nos brinda la experiencia de la literatura más útil y generosa. Como ella misma reconoce, “La pintura y la naturaleza dejan una profunda huella en sus obras, tanto en prosa como en poesía. Desconfía de las clasificaciones y huye de las categorías, pero si le pudiese satisfacer alguna, se definiría como una autora honesta y comprometida. Siempre, ante todo, como un ser humano.”

Libros de Salomé

Pablo Neruda

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Retrato de Pablo Neruda en un óleo sobre tela de 55 x 46 cm / Pintor Alejandro Cabeza


La tormenta de nieve la sorprende cerca de la cima. Los pedazos de hielo arrancados por el viento le hieren los párpados tiernos. A través de los remolinos blancos, no muy lejos, vislumbra una forma gigantesca, un enorme arco de piedra, el ingreso a un gélido jardín perennemente en calma, lleno de rosas de hielo. Crecen en hileras ordenadas, unas tras otras, todas igualmente bellas y perfectas, igualmente eternas y eternamente dormidas. Al fondo, el poeta vestido de monje siembra nuevas cosechas. Mete la mano en un saco que cuelga de su cuello y lanza el contenido a puñados sobre la mullida nieve que cubre el suelo. Las palabras escritas en tinta negra trazan improbables parábolas en el aire y caen sobre el manto blanco como atraídas por una fuerza irresistible.

Por unos segundos sobre la insólita página se leen herméticos mensajes que sólo el jardinero puede entender, pero el frío es tal que las inusuales semillas inmediatamente empiezan a palidecer y se convierten en nuevas plantas de hielo.

En el monasterio de nieve, en lo alto del pico, en el lugar más apartado e inaccesible que ha encontrado, el poeta cultiva jardines de escarcha y carámbanos, rosas de hielo en la nieve.

(Salomé Guadalupe Ingelmo, fragmento de Volverá el aroma al guardián de las espinas. El relato resultó finalista en el XIII Premio Internacional Julio Cortázar de Relato Breve convocado por la Universidad de La Laguna en 2010, y fue publicado en la antología de los textos ganadores del XIII Premio Internacional Julio Cortázar de Relato Breve, Vicerrectorado de Relaciones Universidad y Sociedad de la Universidad de La Laguna, Santa Cruz de Tenerife 2010, p. 26-29. Posteriormente ha sido recogido también en la antología personal de al autora La imperfección del círculo, que compendia trece de sus relatos, Libros de las Gaviotas, Ediciones COMOARTES, Madrid/México D. F.  2012)


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