"Figura con Cantaro" en un óleo sobre tela de 61 x 55 cm - Pintor Alejandro Cabeza
Sus ágiles manos desatan el paño de cocina que utiliza como mandil. Mientras se rasca la mata de pelo desgreñada que corona su cabeza, repasa mentalmente todas las tareas del hogar que deberá realizar antes de que el anciano despierte. Afortunadamente la casa es muy pequeña y su mobiliario extremadamente modesto, de forma que en realidad hay poco que limpiar. Tras haber barrido, se dispone a recoger los platos de la noche anterior. Como siempre, lavará muy sigilosamente los cacharros y después hará la colada. Sin duda ésa es la tarea más ingrata de cuantas le esperan a lo largo del día, pues siempre ha temido y odiado el agua. Es tal su aversión por el líquido elemento que muchos años atrás le hizo desistir de declararle su amor a una bella náyade de la que se había prendado durante uno de sus ocasionales paseos por el cercano bosque. Sin embargo, por ese anciano ha vencido sus instintos y ha dominado sus miedos. Aunque siempre se calza unos gruesos guantes de goma antes de meter las manos en el fregadero...
Fragmento: "El duende que tuvo que crecer" por Salome Guadalupe Ingelmo"