El retrato de César Vallejo se
incorpora a mi colección de grandes autores latinoamericanos que he venido
desarrollando a lo largo de los últimos años. En estos escritores busco
capturar no solo la imagen física del personaje, sino también transmitir algo
de la profundidad y complejidad que caracteriza su obra y su legado. En el caso
del retrato de Vallejo, optó por representarlo con un perfil cerrado, donde su rostro
emerge con fuerza sobre un fondo claro que permite destacar sus facciones tan
singulares y definidas.
Los perfiles se prestan a poder practicar un estudio más
importante del cráneo en comparación con un retrato de frente. La oreja, los pómulos,
la sien o la nariz se presentan de una manera muy marcada en comparación con otras posiciones.
Los puntos de luz en esta obra cobran una gran importancia en el perfil, ya que
son los que definen el rostro y sus facciones con simples gestos de luz acompañados
con ligeros matices de sombra en una forma entrelazada y espontánea en la ejecución.
El fondo, nuevamente indefinido concentra que el rostro tome toda la importancia
sin más distracción
Su expresión refleja un momento de introspección profunda, con la cabeza ligeramente inclinada hacia adelante, como si estuviera sumido en una reflexión intensa, característica de su mente creativa y filosófica. Quise retratarlo en ese estado de meditación que evoca la poesía, cargada de sentimientos universales y una búsqueda constante de sentido en medio del sufrimiento humano. La postura sugiere no solo un gesto físico, sino también una actitud mental, propia de un autor que, con su obra, trascendió los límites de su tiempo y lugar, explorando el dolor, la esperanza y la condición humana.