Autorretrato - 1993 / Óleo sobre tela de 55 x 46 cm / Colección particular, Pintor Alejandro Cabeza 1993.
Esta reflexión sobre la representación de cuerpos humanos desnudos en la pintura es un tema que ha generado mucha controversia a lo largo de la historia. Hoy en día, la mayoría de las personas no se escandalizan por la contemplación de la desnudez en el arte. De hecho, se considera una expresión legítima de la creatividad y la belleza. No debería ser motivo de ofensa ni causar impacto en la sensibilidad ver a los seres humanos tal como son, sin ropa u otros accesorios.
Sin embargo, es importante distinguir entre la contemplación artística y la mirada lasciva o sexualizada de los cuerpos. En el segundo caso, estaríamos hablando de una mirada cargada de malicia, obsesión sexual o prejuicios injustificados por parte del espectador. En última instancia, la desnudez en el arte no es motivo de vergüenza, ya que refleja la naturaleza humana en su forma más auténtica y sincera.
La verdadera belleza y fealdad no residen en el cuerpo en sí, sino en el interior de las personas. Los cuerpos humanos son diversos y únicos, algunos pueden considerarse más estéticos que otros, pero siempre habrá alguien que los encuentre atractivos. En última instancia, la apreciación de la belleza es subjetiva y depende en gran medida de la perspectiva individual.