Retrato de Juan Guadalupe Alejandro Cabeza" Óleo sobre tela 55 x 46 cm / Colección Particular 2017
Aún me acuerdo de aquellos años y todo el tiempo perdido en aquel circulo social en decadencia. Y digo en decadencia porque nunca fue lo que una vez llego a ser en antaño. Al final deje de ir. Mi interés en aquella época era participar en aquel entorno artístico. Pero la realidad se convirtió en todo lo contrario. Nunca fue un lugar de reuniones, intercambio o conversación (que es lo yo siempre anhele). Lo único que hacia la gente en este sitio era alardear. Las mentiras eran la primera filosofía. Daba igual si eran los que estaban en el pedestal o los más insignificantes, todos pecaban de esas mismas virtudes. Todo eran miedos y complejos. Todo estaba lleno oportunistas y cara duras. Como podían ser estos personajes verdaderos pintores…
Salvo alguna escasa excepción. No había Intelectuales ni nada parecido. Pero habían muchísimos vanidosos y tanto de lo mismo en cuanto a soberbios. Estos eran numerosos, los que yo denominaba "pintores de Oídas", (Aquellos que escuchan historias o argumentos a otros que luego ellos mismos se atribuían hacíandolas suyas). Luego observabas muestras de sus trabajos en exposiciones y te dabas cuenta de que no aplicaban nada de lo que pregonaban. Algo no se correspondía.
Los charlatanes intentaban convencerte de todo. Yo fui... Yo conocí… Yo estuve allí…, Los Farsantes presumían de haber conocido a tal o cual autor destacable, o de haber aprendido con ellos (Siempre fallecidos para poder cerrar la mentira de posibles especulaciones). En estos personajes tampoco sus trabajos se correspondían con tales enseñanzas y su gran herencia artística. Es mas, carecían de todo.
Eran unos hipócritas. Querían hacer esfuerzos para que se acercara la gente joven. La gente joven nunca fue bien recibida, (sobre todo los hombres). Los jóvenes son una amenaza para estos individuos. Pueden saber pintar mejor que ellos. Tienen miedo a que les puedan pisar el terreno. O simplemente piensan que les van a robar el universo (Cree el ladrón que todos son de su condición). Sin embargo las mujeres si eran bien recibidas, unas u otras, artistas o no solo eran un reclamo para sentirse bien y alegrarse la vista. Ahí estaba el verdadero interés cultural y social que les preocupaba.
Las mujeres que asistían a esta asociación también tenían lo suyo, pero de otra manera. Realmente querían comunicarse. La que era viuda pretendía encontrar quizás una segunda oportunidad. La que era soltera participar o conocer a alguien. O la que era una solitaria aliviar su soledad en lo artístico. Pero al final siempre acababan envenenadas y con actitudes similares por la misma pandilla de palurdos.
Algunas buenas personas con verdaderos intereses culturares acaban mal en este sitio. Al final tenían que lidiar con borrachos indecentes que solo incurrían en la provocación gratuita, creando verdaderas trifurcas desagradables. Estos enfermos, no tenían nada que perder. Paraban por este círculo sin respetar, a socios, pintores, mujeres o lo que se les pusiera por delante.
En este retrato he reflejado una mirada sucia, como la de los impresentables de aquel lugar. Los mismos que te podían saludar un lunes y al siguiente ya no te conocían. El mismo miedo, los mismos prejuicios y la misma miseria que arrastran los retraídos que solo saben alardear de sus miserias sin que nadie les halla preguntado.
Con la perspectiva del tiempo uno se da cuenta de lo eran unos y son otros. Valorando mas mi tiempo. Llegando a la conclusión de que no se puede perder ni un segundo con ciertos individuos. Y que el tiempo es un regalo que no se puede desperdiciar.
Salvo alguna escasa excepción. No había Intelectuales ni nada parecido. Pero habían muchísimos vanidosos y tanto de lo mismo en cuanto a soberbios. Estos eran numerosos, los que yo denominaba "pintores de Oídas", (Aquellos que escuchan historias o argumentos a otros que luego ellos mismos se atribuían hacíandolas suyas). Luego observabas muestras de sus trabajos en exposiciones y te dabas cuenta de que no aplicaban nada de lo que pregonaban. Algo no se correspondía.
Los charlatanes intentaban convencerte de todo. Yo fui... Yo conocí… Yo estuve allí…, Los Farsantes presumían de haber conocido a tal o cual autor destacable, o de haber aprendido con ellos (Siempre fallecidos para poder cerrar la mentira de posibles especulaciones). En estos personajes tampoco sus trabajos se correspondían con tales enseñanzas y su gran herencia artística. Es mas, carecían de todo.
Eran unos hipócritas. Querían hacer esfuerzos para que se acercara la gente joven. La gente joven nunca fue bien recibida, (sobre todo los hombres). Los jóvenes son una amenaza para estos individuos. Pueden saber pintar mejor que ellos. Tienen miedo a que les puedan pisar el terreno. O simplemente piensan que les van a robar el universo (Cree el ladrón que todos son de su condición). Sin embargo las mujeres si eran bien recibidas, unas u otras, artistas o no solo eran un reclamo para sentirse bien y alegrarse la vista. Ahí estaba el verdadero interés cultural y social que les preocupaba.
Las mujeres que asistían a esta asociación también tenían lo suyo, pero de otra manera. Realmente querían comunicarse. La que era viuda pretendía encontrar quizás una segunda oportunidad. La que era soltera participar o conocer a alguien. O la que era una solitaria aliviar su soledad en lo artístico. Pero al final siempre acababan envenenadas y con actitudes similares por la misma pandilla de palurdos.
Algunas buenas personas con verdaderos intereses culturares acaban mal en este sitio. Al final tenían que lidiar con borrachos indecentes que solo incurrían en la provocación gratuita, creando verdaderas trifurcas desagradables. Estos enfermos, no tenían nada que perder. Paraban por este círculo sin respetar, a socios, pintores, mujeres o lo que se les pusiera por delante.
En este retrato he reflejado una mirada sucia, como la de los impresentables de aquel lugar. Los mismos que te podían saludar un lunes y al siguiente ya no te conocían. El mismo miedo, los mismos prejuicios y la misma miseria que arrastran los retraídos que solo saben alardear de sus miserias sin que nadie les halla preguntado.
Con la perspectiva del tiempo uno se da cuenta de lo eran unos y son otros. Valorando mas mi tiempo. Llegando a la conclusión de que no se puede perder ni un segundo con ciertos individuos. Y que el tiempo es un regalo que no se puede desperdiciar.