Pastorcilla (La niña de la pandereta) / Óleo sobre tela 46 x 38 cm / 2009 Colección particular
Cae piadoso el silencio
sobre rencor y venganza:
no queda nada por decir
entre quienes no se dicen nada.
Te compensaré,
amor,
de los besos
propinados con saña,
de las palabras proferidas
por mandíbulas apretadas.
De los dardos envenenados
curará mi lengua tus llagas.
Mis cicatrices aliviará la tuya.
Donde dolor hubo
brotarán nuevas ramas.
De ofensas que infligieron
cobardes y mediocres mezquinos
hacemos nuestras alas.
Lejos de mares estancados,
de las insidiosas algas.
(S. G. I., Madrid, 26 de noviembre de 2011)