Retrato de Joaquín Turina en un óleo sobre tela de 41 x 33 cm / Pintor Alejandro Cabeza 2016
Mi pasión por la música y sus compositores ha sido una constante en mi vida. Recuerdo innumerables madrugadas y frías noches en vela dedicadas a escuchar sus obras, con la música siempre presente en mis pensamientos. En particular, evoco las fascinantes composiciones de Chopin, desde sus preludios hasta sus estudios. A pesar de que algunos de ellos eran simples bocetos o arreglos breves, con duraciones inferiores a un minuto, estaban impregnados de una intensidad y un sentimiento profundos. Me maravillaban especialmente sus opus 25, por el vigor y el brillo que transmitían. En esa época, mi mente también se sumergía en el mundo de la pintura, llegando al punto de desear plasmar cada una de esas partituras en un cuadro. En aquel entonces, mi enfoque se inclinaba más hacia los paisajes, con la idea de crear obras de pequeño formato que reflejaran las características únicas de cada pieza para piano. Sin embargo, este proyecto nunca llegó a materializarse y se desvaneció con el paso del tiempo.
Tras el período del romanticismo y la era de los compositores europeos, emergieron los notables autores españoles, tales como Isaac Albeniz, Enrique Granados y Joaquín Turina. Estos destacados maestros de la música encarnan un profundo sentido lírico y una vitalidad enérgica. Cada uno de ellos logró cautivarme con su poderosa expresividad. Mi relación con su música se asemejó a la experiencia de adentrarse en el mundo de los pintores impresionistas; al inicio, la atención se concentra en los franceses, pero con el tiempo, se revela la riqueza y grandeza de nuestros propios exponentes artísticos.
El retrato muestra a Turina en su etapa con bigote, capturando su esencia de manera austera y sencilla. Retrato que se integra la colección en la colección de retratos de músicos que incluye a Joaquín Rodrigo, José Serrano Simeón y la soprano Montserrat Caballé.