Retrato de Adrián en un óleo sobre tela de 61 x 50 cm / Colección particular
Pintor Alejandro Cabeza 2022
Ese óleo de Simberg le ilumina y, al tiempo, le quema por dentro. Le atrae, le atrapa irremediablemente a pesar de las tinieblas que rememora en su alma. Ese cuadro es, paradójicamente, su guía, la memoria que le empuja a construir un futuro mejor. Y también, su conciencia, ésa que no le permitirá jamás olvidar.
Contempla horrorizado el familiar rostro del niño que le observa fijamente, directamente a los ojos. Las facciones duras de las cuales ha desaparecido cualquier rastro de piedad, en las que ya es imposible adivinar la ingenuidad ni la inocencia. La mirada desafiante, los finos labios apretados, convertidos apenas en dos líneas obstinadas. La sinrazón de la tozudez, impuesta por la fuerza bruta, que se adivina en el gesto… Entonces sus ojos impresionados se posan, como cada vez, en la figura desprotegida del pequeño ángel. Y recuerda el color ceniciento de las ojeras y el rostro demacrado de aquel compañero…
(Fragmento de El ángel herido, en Salomé Guadalupe Ingelmo, La imperfección del círculo, Libros de las Gaviotas, Ediciones COMOARTES, Madrid/México D. F. 2012)