Retrato de Joaquina en un óleo sobre tela de 65 x 50 cm / Pintor Alejandro Cabeza 2011.
La espontaneidad y esfuerzo del saber hacer
La espontaneidad y frescura en muchas obras de arte nos dan valores importantes en nuestras creaciones: Son algunos síntomas del saber hacer, y es aquí donde se nos dan pistas donde hay una calidad-experiencia, o una revelación más destacable, el resultado de ello son artistas con oficio, pero el oficio no lo es todo en el difícil arte de pintar, el oficio puede ser un arma de doble filo para el artista plástico. El oficio pictórico como valor único nos forma únicamente como artistas con un solo sistema, un esquema único que puede convertir nuestro trabajo en una repetición sistemática, memorizada y repetitiva, lo que se acaba soliéndose llamar amaneramiento. Solo tener oficio puede hacer carecer de muchas otras cosas importantes, cada elemento ha de ser tratado con su razón, con su sentimiento y con su tratamiento más delicado. En cada obra, en cada creación, y no en un estilo consecutivo de por vida. Las cosas se pueden hacer de muchas maneras.
Todos los elementos tienen su derecho propio al que hay que estar atento y perceptivo. A veces, deshacemos lo hecho buscando esto, otras, intentamos gestualizar sus formas atendiendo a sus expresividades simplemente con elementos de distorsión o de reinvención. Muy a menudo la casualidad interactúa sencillamente por defecto. Estos son algunos de los muchos mecanismos que se presentan a la hora de pintar. El estudio, el análisis son pues totalmente necesarios para no recaer en estos simplismos creativos, teniendo que ser constantes para no priorizar idealismos como justificación o argumentación en donde a lo único a lo que se aferran es a la obstaculización.
Somos individuos con intenciones de crear, que es como tendríamos que ser. Y no creaciones intencionadas por individuos como acabamos siendo. Mostramos la más rabiosa actualidad como innovación, tanto, que al día siguiente la desechamos por obsoleta.
Alejandro Cabeza