Retrato de
Miguel de Unamuno en un óleo sobre tela de 46 x 38 cm. Colección Casa-Museo Unamuno
de Salamanca. Pintor Alejandro Cabeza 2015.
Unamuno
es realmente un icono. Sobrecoge advertir cómo su presencia en
Salamanca, tantas décadas después de su muerte, sigue pareciendo
poderosamente viva en cada esquina. Es sorprendente y admirable. Si bien
por mi actividad como paisajista he recorrido muchos de los pueblos de
la geografía española, en los últimos años me he vinculado especialmente
al norte de Extremadura, lo que justifica también mi interés por figuras
esenciales del panorama cultural de la región como Gabriel y Galán o el
escultor Enrique Pérez Comendador. Retratos ejecutados por mí de ambos
personajes forman parte de la colección estable de los
Museos Provinciales de Cáceres y Badajoz respectivamente. La
cuestión es que desde el norte de Extremadura, que visito siempre que
puedo, me resulta fácil desplazarme a Salamanca, una ciudad que siempre
considero un privilegio poder recorrer. Y es así, respirando en el
ambiente de sus calles el recuerdo vivo de Unamuno, como nació la
necesidad de retratarle también a él.
[...]
Efectivamente muchos de los retratos de Unamuno fueron realizados por pintores del norte o que, sin serlo, a menudo rindieron homenaje a los orígenes del modelo privilegiando los colores fríos típicos de la cornisa cantábrica. Yo quería transmitir otra visión de él: la que, sin haberle conocido personalmente, ha forjado mi propia imaginación a partir de cuanto de él sé. Quería un retrato muy clásico y esencialmente oscuro, que pusiese de manifiesto las luces y las sombras y evocase una personalidad compleja, propia del hombre inclinado a la reflexión. Ya sabe, “quien aumenta su saber, aumenta su dolor”. Es un cuadro sobrio y austero, pero no necesariamente adusto. Diría que se trata de un retrato de regusto castellano. He pretendido hacer de él una obra cargada de lecturas accesibles a los conocedores de la vida y vicisitudes del autor.
Por eso me satisface muy especialmente que descanse en la Casa Museo Unamuno en Salamanca, un lugar donde podrá ser disfrutada por los muchos admiradores del autor, precisamente en la ciudad que tanto le quiso y que sigue rindiendo honores a su figura y lo que ésta representó para el pensamiento. Su compromiso con una institución esencial para la formación del individuo, una institución que no ha que impartir únicamente conocimientos sino también principios, justifica el que se haya convertido en el rector más recordado de la Universidad salmantina.
Fragmento de la entrevista Respirar el Recuerdo Vivo de Unamuno por las Calles de Salamanca, concedida por el pintor Alejandro Cabeza a la escritora Salomé Guadalupe Ingelmo
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Efectivamente muchos de los retratos de Unamuno fueron realizados por pintores del norte o que, sin serlo, a menudo rindieron homenaje a los orígenes del modelo privilegiando los colores fríos típicos de la cornisa cantábrica. Yo quería transmitir otra visión de él: la que, sin haberle conocido personalmente, ha forjado mi propia imaginación a partir de cuanto de él sé. Quería un retrato muy clásico y esencialmente oscuro, que pusiese de manifiesto las luces y las sombras y evocase una personalidad compleja, propia del hombre inclinado a la reflexión. Ya sabe, “quien aumenta su saber, aumenta su dolor”. Es un cuadro sobrio y austero, pero no necesariamente adusto. Diría que se trata de un retrato de regusto castellano. He pretendido hacer de él una obra cargada de lecturas accesibles a los conocedores de la vida y vicisitudes del autor.
Por eso me satisface muy especialmente que descanse en la Casa Museo Unamuno en Salamanca, un lugar donde podrá ser disfrutada por los muchos admiradores del autor, precisamente en la ciudad que tanto le quiso y que sigue rindiendo honores a su figura y lo que ésta representó para el pensamiento. Su compromiso con una institución esencial para la formación del individuo, una institución que no ha que impartir únicamente conocimientos sino también principios, justifica el que se haya convertido en el rector más recordado de la Universidad salmantina.
Fragmento de la entrevista Respirar el Recuerdo Vivo de Unamuno por las Calles de Salamanca, concedida por el pintor Alejandro Cabeza a la escritora Salomé Guadalupe Ingelmo