"Adrián en Navidades 2009"
Con dos años de edad y disfrazado de Sana Claus, refleja un retrato de un niño con una ligera mueca y ganas de jugar, fue difícil atraparlo.
CON LOS PIES SOBRE LA TIERRA
El pequeño mira compungido el apéndice que ahora se mueve con vida propia.
—Al geco no le duele, mi vida. Pronto le saldrá otra colita nueva y más bonita —le consuela su madre.
—¿A mí también me saldrá una pierna nueva? —pregunta unos meses después en el hospital.
—Pues claro.
Los últimos metros, recuerda la cara de desaprobación de su padre y sonríe. Sonríe al recordar cómo la reprendía por llenarle la cabeza de pájaros. Debía admitir su minusvalía. Aceptar como un hombre que nunca tendría una vida normal. Dejarse de tonterías y aprender a resignarse.
El viento silba tan fuerte en sus oídos que casi sofoca las voces de los miles de espectadores que gritan su nombre. Su robo-pierna, como la llama su hijo pequeño, cruje. Pero es más un grito de guerra que un quejido sumiso. Ya no sabe si corre para ganar o para recuperar su corazón, que parece haberse escapado. Y en ese mundo que su padre, a pesar de ser un buen hombre, nunca supo ver, él cruza la meta unas décimas antes que su prótesis.
Salomé Guadalupe Ingelmo "Con Los Pies en la tierra"