Cuando profundizamos en el regionalismo o costumbrismo desarrollado en la pintura figurativa, no podemos dejar de pensar en la actualidad en un arte anacrónico y tedioso muy arraigado a lo local dentro de lo anecdótico con un sentido útil solo para nostálgicos. También trae esa visión miniaturizada y más apagada de lo que es la profesión de un pintor. Los grandes pintores regionalistas-costumbristas acabaron por convertirse en autores solo para coleccionistas que demandaban este tipo de trabajos asociados al bajo coste, creando otra lacra que desvirtuó el género.
Pero no es cierto, yo no lo percibo así, el costumbrismo es rico, lleno de valores, de elementos que han pertenecido desde siempre a la pintura, al pueblo, a la identidad. No hay que olvidarse que detrás de todos estos grandes maestros también se especializaron en "la pintura de historia", "el retrato" o "el paisaje". Con una necesaria técnica, un gran oficio y un buen concepto se forman los pintores, esto se tiene que tener en cuenta para entender este tipo obras. Solo bastaría imaginarse cada una de esas escenas locales lo que hubieran sido integradas en grandes formatos, el impacto universal que hubieran creado en el arte.